La comunicación corporativa basa su eficiencia en un cúmulo de acciones orquestadas, permanentes y estratégicamente articuladas que hacen que las audiencias clave de una marca la identifiquen fácilmente como uno los principales actores de su categoría, lo que a su vez ocasiona que la preferencia del consumidor se oriente a aquella oferta que colme sus expectativas y necesidades.
Pero nada de esto se logra sin haber hecho antes un plan de mediano y largo plazo que permita a los equipos involucrados difundir mensajes clave oportunos y bien pensados, dirigidos a esos clientes potenciales.